martes, 30 de julio de 2013

¿Por qué vivimos?



La sección del diario The Guardian "Ask a Grown Up" recibe preguntas de niños de hasta 10 años, sobre cualquier tema que deseen preguntar. Las respuestas están a cargo de especialistas y son formuladas con toda seriedad, sin la habitual condescendencia de los adultos hacia los niños.

El filósofo AC Grayling responde así la pregunta de Cecile, de nueve años: ¿por qué vivimos?

"Las preguntas interesantes y al mismo tiempo difíciles, como la tuya, suelen tener varias respuestas.

Vivimos porque un día, en nuestra niñez más temprana, nos damos cuenta de que estamos vivos y que ya tenemos un montón de razones para seguir viviendo. Entre otras, el hecho de que hay muchas cosas en la vida que nos dan placer y felicidad -aún cuando a veces también estemos tristes, o enfermos: pero estas cosas malas pasan. Vivimos por las cosas felices.

Vivimos porque hay gente que nos quiere, y a la que nosotros queremos. Vivimos porque queremos descubrir las cosas, aprender, y llegar a poder hacer todo aquello que nos gustaría. Vivimos porque otros quieren que vivamos, y nosotros queremos que ellos vivan con nosotros.

Vivimos porque tenemos esperanza, y queremos ver qué va a pasar después. Y yo tengo la esperanza de que muchas personas vivan porque saben que la vida, en sus mejores momentos, puede ser maravillosamente buena y quieren contribuir en ello: y esa es una gran razón para vivir".

Fuente: Ask a Grown Up

jueves, 18 de julio de 2013

La victoria cultural

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"El porvenir del mundo no me inquieta; ya no me esfuerzo para calcular angustiado la mayor o menor duración de la paz romana; dejo hacer a los dioses. No es que confíe más en su justicia que no es la nuestra, ni tenga más fe en la cordura del hombre; la verdad es justamente lo contrario. La vida es atroz, y lo sabemos. Pero precisamente porque espero poco de la condición humana, los períodos de felicidad, los progresos parciales, los esfuerzos de reanudación y de continuidad me parecen otros tantos prodigios, que casi compensan la inmensa acumulación de males, fracasos, incuria y error. Vendrán las catástrofes y las ruinas; el desorden triunfará, pero también, de tiempo en tiempo, el orden. La paz reinará otra vez entre dos períodos de guerra; las palabras libertad, humanidad y justicia recobrarán aquí y allá el sentido que hemos tratado de darles. No todos nuestros libros perecerán; nuestras estatuas mutiladas serán rehechas, y otras cúpulas y frontones nacerán de nuestros frontones y nuestras cúpulas; algunos hombres pensarán, trabajarán y sentirán como nosotros; me atrevo a contar con esos continuadores nacidos a intervalos irregulares a lo largo de los siglos, con esa intermitente inmortalidad. Si los bárbaros terminan por apoderarse del imperio del mundo, se verán obligados a adoptar algunos de nuestros métodos y terminarán por parecerse a nosotros. Chabrias se inquieta ante la idea de que un día el pastóforo de Mitra o el obispo cristiano se instalen en Roma y reemplacen al sumo pontífice. Si por desgracia llega ese día, mi sucesor al borde del ribazo vaticano habrá dejado de ser el jefe de un círculo de afiliados o de una banda de sectarios, para convertirse a su turno en una de las figuras universales de la autoridad. Heredará nuestros palacios y nuestros archivos; no será tan diferente de nosotros como podría suponerse. Acepto serenamente esas vicisitudes de la Roma eterna".

Memorias de Adriano, Marguerite Yourcenar