Si te postran diez veces, te levantas
otras diez, otras cien, otras quinientas:
no han de ser tus caídas tan violentas
ni tampoco, por ley, han de ser tantas.
Con el hambre genial con que las plantas
asimilan el humus avarientas,
deglutiendo el rencor de las afrentas
se formaron los santos y las santas.
Obsesión casi asnal, para ser fuerte,
nada más necesita la criatura,
y en cualquier infeliz se me figura
que se mellan los garfios de la suerte...
¡Todos los incurables tienen cura
cinco segundos antes de su muerte!
No te des por vencido, ni aun vencido,
no te sientas esclavo, ni aun esclavo;
trémulo de pavor, piénsate bravo,
y arremete feroz, ya mal herido.
Ten el tesón del clavo enmohecido
que ya viejo y ruin, vuelve a ser clavo;
no la cobarde estupidez del pavo
que amaina su plumaje al primer ruido.
Procede como Dios que nunca llora;
o como Lucifer, que nunca reza;
o como el robledal, cuya grandeza
necesita del agua y no la implora...
Que muerda y vocifere vengadora,
ya rodando en el polvo, tu cabeza!
Pedro Bonifacio Palacios (Almafuerte)
"Niñas en el mar" (1909) Joaquín Sorolla y Bastida
14 comentarios:
Es uno de mis poemas preferidos, se habrá imaginado; de ahí que no me gustan los llorones (ni los que rezan), si no los que ni aún vencidos, se resigan a dejar de perseguir lo deseado.
Como perro de sulki.
¡besos con huesos!
La gente de antes era más austera, más sólida y tenaz. Creo.
No se que habrá pasado en el medio, pero el habitante urbano promedio de hoy es blando como un flan diet, que se vanagloria de su sensibilidad y enaltece la pasión pero que se desinfla y desarma ante el primer obstáculo. Y sus hijos son iguales pero con mp3.
¿Dónde está la gente que abría surcos en la tierra y construía acequias en el desierto? ¿Dónde están los que se despedían de la familia o del amor de su vida al cruzar el océano, en tiempos sin mail ni skype?
La cabeza vociferante que rueda en el polvo de Almafuerte: eso es pasión, pasión furiosa y verdadera, y no la de los goles del domingo. Creo.
Absolutamente. Los goles del domingo, los colores que la Televisión quiere hacernos creer que es pasión, son apenas estupidez eufórica.
Pasión es lo que se puede sentir por la patria (ojo: no el país, no una bandera).
Che, me hacen poner serio acá.
Vió? Acá buceamos en las profundidades del corazón.
Pero con snorkel porque nos da cosita ir demasiado abajo.
Me encantó releer tamaña enseñanza.
Hola, yo lloro y bastante, pero me gustó mucho el poema.
Y me encanta que alguien se acuerde de Cinema Show.
beso,
Relato, esto hay que releerlo periódicamente sin dudas. A veces para seguir viviendo, y otras para no enmohecerse y despertarse (cuando uno anda quejándose por pavadas, por ejemplo).
Duquesa, bienvenida. Llore cuanto quiera si le hace bien, yo creo que se puede llorar y tener un alma fuerte al mismo tiempo (si es de acero inoxidable mejor, así no se oxida con el llanto).
Que lindo, la imagen y el texto.
Ese peoma tiene una potencia increíble.
Saludos
En una pared familiar tenemos este poema enmarcado y cada tanto una tarde de lluvia con la salamandra calentando las patas lo leemos en un semimurmullo y con cierta cadencia.
Se lo regalè a mi hijo el mayor, que se quedò totalmente prendado de las emociones que le generaron.
Beso!
El Più Avanti enmarcado en la pared era un must de la decoración hogareña.
En la casa de mis padrinos tenían el poema en el hall de entrada sobre la mesa del teléfono, escoltado por dos adornitos típicos: las cabecitas de dos viejitos que hablaban por teléfono. Très chic.
Pero ¿cómo no me dijiste que armaste un blog? ¡qué cosas! Y yo que mañana me voy de vacaciones... grrr.
Que te vaya requetebien, como merecés por tu inteligencia.
Abrazo
esa pintura es en el mediterraneo, me parece
Pero salga de ái, UnServidor ...!
Que disfrute con la familia sus vacaciones en el reino comechingón, y esperamos con ansiedad las imágenes de pircas, águilas moras y condoritos que ya se estarán peinando para las fotos...
yo misma: exactamente el Mediterráneo.
Las pinturas de Sorolla en las playas valencianas (niños, paseos en la orilla, pescadores, tejedoras de redes) son tan extraordinarias, que al mirarlas uno se pone la mano en visera sobre los ojos y se siente el olor a sal.
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